miércoles, 1 de diciembre de 2010

La conservación de la salud del cuerpo y del alma

La conservación de la salud del cuerpo y del alma
Blas Alvarez Miravall
Medina del Campo, 1597

En la entrada de HALIEUTICA, comentaba que, de cuando en cuando, presentaría libros antiguos, a pesar de que los que más me gustan son los modernos, y en eso estamos.

En cervantesvirtual vemos una ficha del libro, que nos dirige a la Biblioteca de la Complutense, donde aparece una edición posterior, 1601, donde podemos consultar las 480 hojas del libro.



Está claro que se trata de una obra que figura entre los tratados de medicina, pero, como quiera ser que la alimentación juega papel importante en nuestro estado físico, de los ciento trece capítulos que componen este ejemplar, señalamos los dedicados al tema.

Si queréis ver los Capítulos directamente, solo tenéis que pinchar en Biblioteca de la Complutense, y os aparecerá la portada del libro. Encima de la hoja se lee:

Imagen 2 de 1085  Ir a ----

Si ponéis 266 (es el número de la imagen que corresponde al capítulo 19), pasa a la hoja 68, y ya solo tenéis que ir avanzando páginas.

CAPÍTULO 19

(seleccionamos párrafos)


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Los que son delgados y flacos y tienen los poros anchos se han de mantener a menudo: los gordos y angostos de poros han de comer menos veces. En el estío y otoño, es grave la comida (como lo afirma Hipócrates en el segundo de los aforismos) el invierno es muy agradable, y el verano tiene el segundo lugar. De suerte que en el invierno el manjar se ha de dar en abundancia pero pocas veces de modo que en una vez se puede comer mucho. Y será el manjar seco y caliente, como es la carne asada: la bebida será vino un poco puro en el verano se repartirá en más veces la comida y el vino será más aguado y en mayor cantidad que no en invierno. En el estío se tomará la comida más a menudo y en mayor cantidad. Las carnes serán cocidas: en el otoño se ha de tomar un poco más de comida que en el estío y el vino un poco más puro, y en cantidad menos.
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CAPÍTULO 20

A grandes rasgos, el autor defiende -entre otras cosas- que es más saludable comer abundantemente por la noche, en contra de lo que se acostumbra, que es hacerlo al mediodía. Al transcurrir un lapsus de tiempo más prologado desde la cena hasta el almuerzo del día siguiente, el cuerpo tiene más tiempo para digerir el alimento.
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Y Horacio en el libro segundo de lo sermones, en la sátira segunda clarísimamente muestra ser la variedad de los manjares dañosa para el cuerpo y para el alma. Y Disario Macrobiano en el libro séptimo de los Saturnales, el cual lo tomó Plutarco en el libro de los problemas coniuuales, en la de cada cuarta en el capitulo primero, y Plinio en el libro undécimo, en el capitulo cincuenta y tres, dice estas palabras: El manjar simple es provechosisimo al hombre, y la junta de muchos sabores es pestisera, y los muchos guisados son mas perniciosos.

CAPITULO 21


El doctor Alvarez recomienda encarecidamente que cuidemos la dentadura: 


... Aristóteles, en la sección décima, adonde pregunta cual es la causa, porque  los que tienen ralos o apartados los dientes, de ordinario son de vida más corta. Y dicen que la causa es que los manjares no se muelen, ni preparan tan bien, y habiendo esta falta en la masticación, también la ha de haber en la digestión del estómago, pues el estómago no puede reparar la falta de la boca, ni el hígado la del estómago.
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Señala, además de otros muchos consejos, que la aplicación del calor ayuda a una buena digestión:

... que el que sintiere flaqueza, o falta de vigor del estomago para la cocción del mantenimiento procure con mucha diligencia el remedio, pues no importa menos que vivir. Para este propósito dan algunos por remedio echar consigo un niño infante carnoso, y de buena complexión, porque desta suerte se conforta el calor natural del estómago y se repara la cocción. También repara mucho esta flaqueza cachorrillo gordo como lo dice Galeno y de el mismo efecto es poner una mano caliente sobre el estómago.
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CAPITULO 22


Como es muy dañosa la mucha comida y bebida para la conservación de la vida.
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Cuentase del grande Hipócrates que siendo muy templado en su comida y bebida, a uno de sus discípulos le pareció que era demasiada su dieta, y por tanto le dijo, que comiese y  bebiese en más cantidad para que el cuerpo tomase mayor fortaleza. El cual le respondió hijo mio, yo como para vivir, y no vivo para comer.
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CAPITULO 23



El autor nos advierte de lo males del exceso en la bebida y su problemática. A pesar de ello, descubrimos una pequeña loa, que será, suponemos, la excepción que confirma la regla.


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Pero es de advertir mucho en esta materia que si el vino se bebe con moderación, ninguna cosa hay en el mundo tan saludable como afirma Ateneo el cual dice  que los antiguos honraban a Bacho Hygiotes, que es lo mismo que saludable, porque su cantidad moderada vivifica el alma y el cuerpo. Y esta verdad tan averiguada que afirma Asclepiades que el provecho que hace en los hombres el vino que se puede igualar con la potencia de los Dioses, como lo escribe Plinio en el libro veintitrés en el capitulo primero. Y Platon en el Cratylo, dice que trae su Etymologia y denominación de la fuerza, de la ayuda, y de la utilidad que del reciben los mortales. Y así entendiendo el grande Homero el consuelo y ayuda que este licor da a todo hombre, y sabiendo también que el vino de su naturaleza es caliente y que abrasa como el fuego, porque con su demasiado calor no dañe a la salud, aconseja que no se beba puro sino aguado y así introduce a la Nimfa Calypso que habla con Ulises de esta manera. Yo señor te serviré de muy buena gana con pan, con agua, y con vino tinto, para que deseches de tí la hambre.
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