domingo, 8 de junio de 2014

CAFÉS & CABARETS

CAFÉS & CABARETS
Georges de Wissant
París, 1928
12x19, 244 páginas



En la portada leemos: Douze Hors-texte en Héliogravure.
Gravados que –me encantan- son los que me han animado a presentar el libro.

TABLE DES CHAPITRE
Avant-Propos
¡Cuántas alegrías! ¡Cuántas tristezas! ¡Cuántas aventuras! Cuántas esperanzas y decepciones tuvieron por testigos las paredes de estos cafés desaparecidos.
Antes de que su fantasma se borre completamente de la memoria de quienes lo conocieron, conviene recordar su pasado, evocar las sombras de quienes se reencontraron, en una palabra, pronunciar su panegírico, como hay que hacerlo de todo lo que muere llevándose consigo recuerdos y sentimientos.

Le Cabaret du Petit-More


Escena de Cabaret del siglo XVII
según un grabado de la época
Este pasaje de un obra representada en el hôtel de Bourgogne en el año 1640, titulada: La Comédie de Chansons, nos da una idea de la tentación que ofrecía a los sedientos este local situado a la entrada de París en una ruta frecuentada y a menudo quemada por el sol.

Un día, Paulmier, en alta voz
Embriagado en el Petit-More,
Mientras que lo sujetaban entre tres
Aun decía :
« Quiero morir en el cabaret
Entre el blanco y el clarete. »

L’Hostellerie de la Tour d’Argent

La Tour d’Argent en su estado actual

En 1582, bajo el reinado de Enrique III, se construyó en un terreno próximo a los jardines del convento de los Bernardinos, un albergue que tomó el nombre de Hostellerie de la Tour d’Argent.

La bodega de la Tour d’Argent

Hay que recordar que fue en La Tour d’Argent que apareció – de la mano de Enrique III- por vez primera un objeto hasta entonces desconocido, y que hoy nos parece indispensable: el tenedor.

Le Café Procope

Interior del Café Procope
agua fuerte de CHAMPOLLION

El Café Procope nació en 1684. Llegado al séquito de Catherine de Médicis, un cierto Siciliano, François Procope, había concebido la idea de explotar la venta de una bebida recientemente introducida  en Francia, el café.
El Procope, periódico hablado

Fue en el Procope que apareció por vez primera el gorrito rojo. Una mañana de 1972, Dantón, que vivía en Cour du Commerce, a dos pasos del café, y jugaba su partida de cartas diaria con el carnicero Legendre, el célebre matarife, cuando el café se ve invadido por tres individuos, los señores Julian, Dubuisson y Ducroquet, seguidos de una banda armada de picas y sables. Los tres hombres llevaban un gorrito rojo.
“¿Qué opinas ciudadano Dantón, comenta Julián, de este gorro frígio que cubre París?”
Dantón lo mira un instante, a continuación, continuar jugando a las cartas:
“Si este gorro no le sentara mejor a los pastores de París que a ti, dudo que la bella Helena quisiera seguirlo a Troya.”
El gusto de Dantón no coincidía con el de la turba, pues algunos días después, el gorrito rojo estaba de moda y se convertía en el emblema de la Francia republicana.

La Mère Moreaux
...
Incluso los reyes no desdeñaron probar los famosos bocados : el rey de los Belgas, el rey Eduardo VII, el rey George de Grecia, la princesa Elisabeth de Austria, de quién todavía muestran el taburete que usaba para sentarse, fueron habituales de la madre Moreaux. En fin Dumas, Murguer, Bérenger, después Detaille, Sara Bernhardt, Marie Laurent, Paul Mounet vinieron, ellos también, a probar las frutas maceradas. Probaron el famoso licor de la fundadora llamado “terremoto de la Madre Moreaux”, compuesto de nueve licores, seguidos del ron, el kirsch, etc… hasta la flor de naranja, licor que se degustaba en pequeños vasitos similares a minúsculas flautas de champán.
  
Le Café Vachette
Hacia finales del siglo pasado, el Vachette fue la cuna de toda la literatura contemporánea. Se podía encontrar, a la hora del aperitivo, o por la noche después de cenar toda una juventud de inspiraciones fervientes, de ambición desmesurada, formada de elementos de entre los que unos llegaron con cierto retraso a la notoriedad  mientras que otros eran ya famosos en las letras.

Le Café des Variétés

El Teatro y el Café de Varietés

El Café des Variétés escapó en sus inicios de un grave peligro ya que el cierre del teatro le acarreó un grave perjuicio. El patrón del café fue recompensado de sus angustias por una afluencia de clientes. El mundo del teatro es muy casero y fiel a sus costumbres. Así, Café des Variétés, señalado como lugar de encuentro para los artistas, vió como después de la media noche, acudían de todos los teatros de París.

La Maison Dorée

La Maison Dorée,
gravado de RADCLYFFE, según Eugénio LAMI

La Maison Dorée nació en 1848 sobre las ruinas del Café Hardy, que se encontraba en el boulevard des Italiens entre la calle Laffitte y la calle Le Peletier.
La clientela que frecuentaba la Maison Dorée fue, en realidad, la misma que la del Café Anglais con la diferencia de que el Café Anglais era un lugar cerrado donde los extranjeros era mal vistos por los habituales y por el contrario, todo el mundo era recibido en la Maison Dorée, suponiendo que tenían el bolsillo lleno y la cartera repleta.
Le Café Anglais
El Grand Seize era en realidad una especie de círculo que, a pesar de no estar sometido a regla alguna, no era por ello menos cuidadosamente cerrado. No se era recibido por presentación, sino por reputación. Era suficiente pertenecer al Tout París para ser admitido. Toda belleza, toda notoriedad, todo el espíritu de la capital se reunía allí.
Le Café Durand



El Café Durand,
aguafuerte de MARTIAL

Jules Simon, que vivía en frente de este restaurante, almorzaba con frecuencia. El mariscal de Mac-Mahon, presidente de la República, no  desdeñaba, con una democrática simplicidad, invitar a cenar a sus ayudantes.
El general Boulanger lo convirtió en uno de sus habituales y fue allí que, mientras almorzaba, vió llegar la delegación encargada de conducirle al Elíseo.
Ironía de las cosas de la política. Fue en la misma mesa donde se encontraba el general Boulanger que Émile Zola escribió su carta “Yo acuso”, requisitorio violento sobre el nacionalismo.


4 comentarios:

  1. Sebastián,
    Como siempre magnífico ejemplar y sabroso contenido.
    Un abrazo desde Bogotá!
    Pantxeta

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  2. Amigo Panxeta:
    Tus visitas son siempre una alegría. Seguro que eres ya el rey –gastronómico- de Colombia.
    Un saludo,
    Sebastián Damunt

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  3. Bon dia Sebastián,
    Un buen libro.... Se podría reconstruir buena parte de la historia a través de un libro cómo este. Los lugares, personajes, utensilios, y las paredes de estos cafés cuantas vivencias podrían explicar: tristezas, alegrías y mundo diferente al de la mayoría de la sociedad.
    Al leer el párrafo de La Tour d’Argent dónde se nombra el tenedor pensé aquí falta Catalina de Médicis! sigo leyendo y salé en el párrafo siguiente!! Cómo no!
    La Maison Dorée un nombre igual en Barcelona dónde presentaban unos canelones magníficos.
    Estoy leyendo un libro sobre las memorias de Luis Buñuel y hay un capítulo dedicado a París (1925-1929) que por fechas coincide con tu libro. He revisado los cafes que cita Buñuel. Un París tan lejano de la mayoría de la sociedad. Unos estudiantes, poetas, artistas, pintores que estuvieron, seguramente en el mejor momento.
    Aunque París es París sea cual sea su tiempo!
    Saludos,
    fina

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    Respuestas
    1. Amiga Fina:
      La France, París… ¡cómo se nota que te encanta!, a mí me ocurre lo mismo.
      El libro define perfectamente la época, los personajes y los locales.
      Siempre podemos localizar algún detalle.
      Un saludo,
      Sebastián Damunt

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