250 g de "alubias" de gallo 180 g de cohombros de mar 1 c/s de aceite de oliva Harina Sal Para los acabados: 30 g de mantequilla 2 c/c de vinagre de Jerez 1 c/s de perejil picado | Elaboración Blanqueamos las "alubias". Quitamos la piel que las envuelve con mucho cuidado de que no se partan. Las reservamos. Abrimos los cohombros de mar a lo largo y, con la ayuda de un cuchillo, les quitamos la piel. Salamos y enharinamos suavemente las "alubias". Ponemos el aceite en una sartén a fuego medio y, cuando esté caliente, las salteamos un buen rato hasta que queden tostadas. Añadimos la mantequilla y esperamos a que tome un color avellana. A continuación desglasamos con el vinagre de Jerez fuera del fuego. Disponemos las "alubias" en los platos y guardamos el jugo en caliente. En otra sartén, con un chorrito de aceite, salteamos a fuego vivo los cohombros limpios. Los colocamos en el plato sobre las "alubias" y lo aliñamos todo con el jugo que hemos guardado. Espolvoreamos con el perejil picado. |
3 pichones 5 dientes de ajo 1 cebolleta 1 pimiento rojo 3 tomates pelados 1 vaso de vino rancio 6 tazas de arroz 15 tazas de agua aceite de oliva sal | Limpiamos bien los pichones y les separamos los muslos. Los reservamos. Pelamos y limpiamos bien las verduras, las picamos por separado y las reservamos. Ponemos una cazuela al fuego con un chorro de aceite de oliva, y cuando esté muy caliente asamos los muslos y las pechugas de pichón durante cinco minutos. Retiramos las pechugas de pichón, las salamos y las reservamos. En la misma cazuela doramos los ajos y a continuación la cebolla, el pimiento y finalmente los tomates. Una vez hecho el sofrito, añadimos el vino rancio y dejamos que reduzca. Lo salamos todo e incorporamos el arroz, removiendo hasta que quede dorado. Vertemos el agua hirviendo, rectificamos de sal y lo dejamos a fuego medio durante quince minutos hasta que el arroz se haya cocido. Deshuesamos con un cuchillo las pechugas de pichón y las ponemos sobre el arroz. Lo tapamos con un trapo y lo dejamos reposar unos minutos. Servimos caliente. Resulta atractivo que las pechugas de pichón queden poco cocidas, es decir, rosadas. |
Ingredientes: 350 g se sombreretes de hongos medianos 60 g de pasta de hojaldre 3 manzanas Golden Para el estofado de ciervo: 900 g de carne de ciervo limpia (preferentemente, de la parte del cuello 1,5 l de vino tinto 1 rama de apio 2 puerros 1 cebolla 1 cabeza de ajos 4 tomates 1 rama de tomillo 1 rama de romero 1 rama de canela Pimienta negra en grano 1 c/s de azúcar 50 g de mantequilla Sal Aceite de oliva | Elaboración Veinticuatro horas antes limpiamos de nervios la carne de ciervo, la deshuesamos y la cortamos en tacos. Limpiamos bien las verduras y las cortamos en jualiana. Ponemos la carne de ciervo a marinar con las verduras (excepto el tomate), el vino tinto y las especias. Al día siguiente, escurrimos el vino tinto de la carne y la separamos de las verduras. Reservamos los tres ingredientes. En una cazuela con un poco de aceite de oliva, a fuego medio, rehogamos la carne. Cuando esté dorada, la salamos y añadimos las verduras. Cuando éstas estén doradas, incorporamos el tomate y la cucharada de azúcar. Lo dejamos un ratito para que se cueza todo junto y lo mojamos con el vino tinto. Tiene que borbotear suavemente hasta que la carne que bien cocida. Lo retiramos del fuego y separamos la carne. Pasamos la salsa y las verduras por un colador fino, aplastándolas bien con la mano de mortero. Reservamos. Cogemos los sombreretes de los hongos y, en una sartén a fuego vivo, los salteamos. Los retiramos del fuego y, cuando se hayan quedado fríos, los vaciamos y cortamos en brunoise la pulpa que hemos extraido. Formamos los seis moldes de tartaleta con las láminas de hongos que nos han quedado al vaciarlos. Pelamos las manzanas, las cortamos en dados y las mezclamos con la carne de ciervo estofada y la brunoise de hongos. Terminamos de rellenar los moldes con esta mezcla. Estiramos la pasta de hojaldre hasta que quede muy fina y recortamos seis redondeles de unos 6 centímetros de diámetro. Tapamos los moldes con estos seis redondeles. Los dejamos reposar una hora en la nevera y seguidamente los cocemos en el horno a 180º/200º durante unos diez minutos. Los sacamos del honro, los desmoldamos en caliente y los colocamos en el plato. Calentamos la salsa y la ligamos con la mantequilla. Rectificamos de sal y pimienta y salseamos. |
Amigo Sebastián,
ResponderEliminarEn vista de que me encuentro en un callejón sin salida respecto a las "mongetes de gall", he decidido preguntar directamente al autor.
Te informaré de cualquier respuesta que obtenga.
Un saludo,
Pantxeta
Amigo Pantxeta:
ResponderEliminarTe agradezco el interés que te has tomado. Eres mi tabla de salvación en este caso. No sabría a quién más consultar. Confió en que si puedes contactar con Sagristà, resolveremos el misterio y actualizaré la reseña del libro.
Un saludo,
Sebastián Damunt
Allá vamos amigo Sebastián,
ResponderEliminarTras especulaciones de corral y cerveza con el amigo Xesco, y tras consultar a los habituales de nuestra biblioteca Gastromimix, opté por lo aparentemente más sencillo: preguntar al autor.
Y digo aparentemente por aquello de que algunos cocineros, cuando traspasan determinados umbrales, dejan de ser cercanos para los mortales plebeyos...
En absoluto es el caso de Xavier Sagristà, genio y figura, y del que muchos, que se las dan de grastroeruditos, ignoran su trayectoria y papel en ese primigenio proyecto que hace unas semanas cerró para reinventarse (y de cuyo nombre uno empieza a estar un poco saturado, pero eso es harina de otro costal y teclas de otro post)
A lo que vamos. Escribo a Sagristà el domingo, recibo respuesta el lunes. Vamos, que ni hacerme un arrocito me ha dado tiempo ;-)
Aquí tienes resuelto el misterio por el propio autor del buenísimo libro que nos presentas:
"Las montgetes de gall, son los testiculos del gallo, cosa que me sorprendió mucho cuando me ofrecieron el producto,claro que en el libro poner collons de gall habria sonado muy mal, ahora no me acuerdo del hombre de la empresa que me los suministraba pero si te interesa puedo buscarlo y facilitartelo.
Gracias por los elogios que dedicas al libro, un abrazo.
Xavier"
Qué gozada!
Un abrazo
Pantxeta
Amigo Pantxeta:
ResponderEliminar¡Sabía que encontrarías la respuesta! Agradecemos también al maestro Sagristà por sacarnos de dudas.
Cuando leí por primera vez lo de las "mongetes de gall", se me vino a la memoria un pollo abierto con dos huevos pequeños pegados al fondo, de cuando los manipulaba en Masnou en el Restaurante Thebussem -1955-; mi padre hacía, por encargo, el pollo al champán -lo de cava todavía no funcionaba- que iba deshuesado y relleno y tenía gran aceptación entre sus clientes especiales. Había que coger el tren desde Ocata a Barcelona, pasar por la Boquería y traer los pollos, la nata y lo que hiciera falta. Se envolvía todo en un trapo de cuadraditos marrones -mocador de fer farcells-, que hacía las veces de bolsa y regresar de nuevo en el tren.
Volviendo al tema, cuando leo en la receta; 250 g de "mongetes" y que había que pelarlas... además en la foto, se ve la espardenya y algo rojizo de tamaño y forma diferente, ya me quedé descolocado. También es cierto que hoy en día se venden, por separado y sin problema de cantidades; alitas de pollo, pechugas, muslos, etc., y probablemente también estas "mongetes" por kilos.
Total, que uno está ya anticuado y, ¡menos mal!, que tengo a quien consultar.
Un saludo, agradecido,
Sebastián Damunt