Protocolo y sugerencias decorativas Isabel Maestre León, 2006 El viernes pasado, día 20 de agosto, leímos en La Verdad un bonito artículo comentado sobre las "buenas maneras" -bastante en desuso actualmente- de Eugenio Fouz, con quién nos une una gran amistad, fruto de repasar mutuamente trabajos y escritos. En un contacto posterior, el amigo Eugenio comentaba que la lectura de Fotos del libro de Eugenio Fouz tenía parte de la culpa de su comentario. Son muchos los libros que se ocupan del tema, aunque no da la sensación de que -a la vista del estilo actual- podamos considerarlos suficientes. En mi listado los tengo señalados como ETIQUETA, donde se amparan infinidad de temas relacionados; desde "Normas de urbanidad", pasando por "Manual de las buenas maneras" y terminando con "El libro de saber estar", si nos centramos en la segunda parte del siglo pasado. Unos cincuenta son los títulos del tema, que van desde 1677 hasta 2006, que es precisamente el que hoy presentamos. No voy a reseñar todos los títulos, pero si me permito mostrar el más antiguo: y el que hoy presentamos: Protocolo y sugerencias decorativas Dos títulos tenemos de Isabel Maestre. * Cocine hoy para mañana. Barcelona, 1986 * El Arte de la Buena mesa. León, 2006 En la sobrecubierta leemos que tiene más libros publicados: * Repostería y pastelería * Manual de la buena mesa Y también: El éxito de su libro "Manual de la buena mesa", publicado hace unos meses, ha llevado la Editorial Everest a publicar esta edición de lujo ilustrada. Foto de la sobrecubierta Isabel Maestre Foto de la sobrecubierta José Luis Herrero y Nano Cañas Presentación
Prólogo
Introducción En familia Con invitados
El bufé
El cóctel Otras invitaciones En el restaurante Mesas con nombre propio De las 19 de la lista -a cual más importante- seleccionamos la de Ginés Sánchez Hevia,
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jueves, 26 de agosto de 2010
El arte de la buena mesa
lunes, 23 de agosto de 2010
Chicas, cerillas... y fogones
Cocina sueca para todos
Birgitta Sandberg
Barcelona, 2010
Introducción
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Algunas consideraciones generales sobre la cocina sueca.
La cocina sueca es muy sencilla, pues emplea los ingredientes que ofrece espontáneamente la Naturaleza como las bayas silvestres, las setas y las hierbas aromáticas como el eneldo.
Disponemos de gran variedad de pescado que nos brindan nuestros más de 100.000 lagos, y los mares que bañan nuestros más de 2.000 kilómetros de costa.
Existen dos clases de pescados que siempre han tenido una importancia fundamental para la cocina nórdica. El bacalao, cuya versión en salazón servía para el comercio con los países del sur; el arenque y su hermano pequeño strömming que, debido a su abundancia y su fácil almacenamiento y a que admite todo tipo de conserva, son los habituales de la mesa familiar sueca.
Disponemos así mismo de una magnífica res autóctona como es el reno: el regalo de los lapones. Aunque la carne más consumida es la de cerdo, un animal que resulta de fácil crianza durante el invierno cuando todos los pastos están cubiertos de nieve.
La cocina sueca es una cocina tradicional, en el sentido de que no ha sufrido grandes cambios a lo largo de los años, heredada de los vikingos, que ya criaban ocas y gallinas y cazaban alces, corzos y osos para alimentarse, algo que se sigue haciendo.
Muchas de estas tradiciones se han mantenido inmutables hasta nuestros días debido a que durante siglos Suecia ha sido un país aislado del continente cuya población, al hallarse muy dispersa -ocho millones de habitantes en una superficie similar a la de España-, ha conservado sus antiguos hábitos culinarios, lo que también los hace bastante diferentes de un extremo a otro del país.
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Índice
Entrantes y verduras
La patata
El mejor regalo que jamás haya recibido el pueblo sueco ha sido la patata que trajeron los españoles a Europa en el siglo XVI.
La implantación de la patata como alimento costó un poco ya que, a pesar de conocer su existencia, no fue reconocido su valor alimenticio hasta que Federico el Grande de Prusia, a mediados del siglo dieciocho, obligó a sus vasallos a cultivarla, bajo amenaza de castigo.
De allí que fuera introducida en Suecia por los soldados suecos al servicio de Prusia aunque al principio se empleaba más bien como forraje para los animales ya que las cosechas de cereales fueron abundantes durante un largo período de años.
Pero en los años 1770-71 se echó a perder la cosecha de cereales y los pobres tuvieron que recurrir a la patata, para salvarse del hambre.
A partir de entonces su exitosa carrera no ha parado en ningún momento y de allí la costumbre de acompañar la mayoría de los platos suecos con patatas en lugar de pan.
Janssons Frestelse
La tentación de Jansson
INGREDIENTES 6 patatas medianas 2 cebollas 20 filetes de anchoas (o diez enteras) 2 cucharadas de mantequilla 2 decilitros de nata | PREPARACIÓN: Pelar y cortar las patatas tipo paja. Guardar en agua fría para que se suelte el almidón. Pelar y cortar la cebolla también muy fina. Limpiar las anchoas si se emplea enteras o escurrir del aceite si se emplea anchoas en lata. Engrasar una fuente refractaria honda. Colocar por capas las patatas, la cebolla y las anchoas, de manera que la primera y la última capa sean de patatas. Echar la nata líquida y espolvorear con pan rallado y hornear en horno precalentado a 200º poco menos de 1 hora. Suele servirse como primer plato o en el "smörgasbord". |
Sopas Salsas Pescado
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